La Salina Santa María de Jesús, una salina en producción del siglo XX.

Es una de las 49 salinas que había en el término municipal de Chiclana y unas de las 149 de la Bahía de Cádiz. Separada de la salina de Carmen de Bartivas con el cambio del curso del Río Íro.

1988 fue su último año en activo, separada de la salina de Carmen Bartivas antes de convertirse en Centro de Recursos Ambientales, actualmente propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Chiclana y concesión de la empresa privada Alema Turismo y Medioambiente, S.L.

En la prehistoria surgen las pozas de los acantilados afectados por las mareas más vivas. Ya entonces se recogía agua con una pala y esa misma agua se depositaba en un recipiente de barro que se ponía a calentar. Después se partía el recipiente para obtener la sal.

Durante la época fenicia y romana se comienza a transformar los terrenos marismeños para adaptarlos a la producción salinera, adquiriendo una fama universal. Constaban únicamente de canales que abastecían a un solo estanque, en el que se mantenía agua de mar hasta obtener cierta cantidad de sal. 

Y es ya en la Edad Media, a partir del siglo V- VI, cuando se constata el uso de 2 estanques, que fueron adquiriendo más complejidad hasta dar lugar a algo similar a lo que hoy conocemos como salinas. Tras la reconquista cristiana, la extracción y el comercio de sal se convierten en el principal recurso económico de la comarca. Se destinaba a la conservación del pescado obtenido en las pesquerías. La ligazón con la almadraba continuó invariablemente durante este periodo y es hasta el último cuarto del siglo XIX donde se pone en marcha el primer buque frigorífico.

La industria del frío comienza su desarrollo y hace decaer el consumo de sal, la cual fue hasta el momento un método básico de conservación que permitió viajar a largas distancias con provisiones garantizadas.

Salina Santa María de Jesús en 1956 (izquierda) y 2002 (derecha)